La rubéola (también llamada sarampión alemán) es una leve enfermedad de la niñez que, si es contraída por una mujer durante el embarazo, supone una grave amenaza para el feto, especialmente antes de la semana 16. Muchas veces es asintomática.

Para estar seguros, basta con hacer un análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos llamados inmunoglobulinas G. Se caracteriza por la erupción de la piel, la inflamación de las glándulas y, especialmente en los adultos, dolores en las articulaciones.

Alrededor del 25 por ciento de los bebés cuyas madres contraen rubéola durante el primer trimestre del embarazo, nacen con uno o más defectos de nacimiento que, de manera conjunta, se denominan síndrome congénito de rubéola. Los efectos sobre el embrión se presentan con mayor frecuencia y severidad cuanto más precoz sea el embarazo. El virus ataca al bebé más severamente durante el período embrionario, es decir antes de la semana 8 cuando puede provocar ceguera, sordera, retardo mental, alteraciones cardíacas y abdominales.

Si se ha contraído la enfermedad al comienzo del embarazo se te realizarán estudios para evaluar el estado del bebé. También podrían administrarte inmunoglobulina específica lo más pronto posible luego del contacto, reduciendo de esta forma los riesgos en el bebé, aunque no evitará su contagio. Muchos niños con síndrome congénito de rubéola demoran más tiempo en aprender a caminar y a realizar ciertas tareas, pero algunos de ellos llegan a desarrollarse plenamente y no tienen problemas. A menudo, esta infección provoca abortos espontáneos y nacimientos de bebés sin vida. Es raro que exista riesgo de que se produzcan defectos de nacimiento cuando la rubéola de la madre aparece después de transcurridas 20 semanas de embarazo.

Lo más importante es que esta enfermedad puede prevenirse mediante una vacuna, administrada a aquellas mujeres que no la padecieron en la infancia, pero está contraindicado un embarazo en los tres meses siguientes a la vacunación.

Como se trata a los bebés con síndrome congénito de rubéola?

No hay un tratamiento específico para el síndrome congénito de rubéola. Algunos de los problemas propios del período neonatal, como las anomalías de la sangre y del hígado, generalmente desaparecen sin practicarse tratamiento alguno, los demás problemas quizás requieran cirugías u otros métodos mas complejos.

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