Durante las primeras 24 semanas de gestación, el bebé puede ubicarse en distintas posiciones.

Esto se debe a que el ambiente es mayor a su tamaño, de manera que tiene lugar para moverse y nadar libremente como si estuviera inmerso en una piscina de liquido amniótico.
A partir de las semanas 24 a 30, a medida que va creciendo, el espacio se reduce y el contacto con las paredes uterinas lo obliga a adoptar una postura determinada.

Alrededor de la semana 30, la mayoría se coloca en posición cefálica, es decir, con la cabeza hacia abajo. Si hasta las semanas 32 a 34 no se ubicó de esta manera, es difícil que pueda hacerlo después ya que, debido a su tamaño, no dispondrá del espacio suficiente para darse vuelta.

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